26 septiembre, 2007

Rottenmeier


Se acabaron las clases de filosofía y los regalos infinitos; los panes calientes y dulces y los «Dios mío, ¿y qué le contesto yo ahora?»; las reflexiones sobre calabazas y gomas de borrar, cuerpo y espíritu, felicidad y pulgas; los Ferrero en Navidad y las pegatinas de mariposas; los corazones de papel y los lápices con flores dibujadas.

Me ha dado pena decirle adiós a Yingming, y ni siquiera pude despedirme. Ayer me confirmaron en la academia que los padres han buscado otra profesora. Pues vaya. Algo así me esperaba, porque el padre (la madre no, no habla español) me había pedido ya alguna vez que le pusiera ejercicios adicionales y que le exigiera más a la niña. Que andaban muy preocupados por ella, por las notas, me dijeron en la academia. ¿Preocupados por ella? ¡Pero si es brillante! Tal vez sus notas no lucen mucho: saca bienes y notables (uf) en lugar de los sobresalientes que sus padres esperan, pero ella es genial. ¿Se habrán tomado la molestia de escucharla alguna vez? Lo dudo. O quizá sí, se han sentado a escucharla y no la han comprendido porque, sencillamente, la niña y sus razones están por encima de sus posibilidades.

Siento no verla más, me gustaba hablar con ella. Seguramente no logré que sacase nueves en matemáticas o en «cono». Bueno, seguramente no: no lo logré. Pero yo sí la escuchaba, y le di libertad para preguntarme lo que quisiera (aunque no siempre supiera contestarle…), para razonar a su antojo, para expresarse como deseaba. Creo que eso es más importante que las notas. Sobre todo cuando no se suspende nada.

Así que en el fondo yo me lo he buscado. Por jugar al Club de los poetas muertos. Los padres han encontrado a una rottenmeier que le ponga ejercicios extra a su hija (que va al cole de lunes a sábado, por cierto). Lo único que me alegra es que no seré yo quien contribuya a cuadricularla. Ni a presionarla. Ni a exprimirla.
¿Por qué ese empeño en que las notas sea lo único que cuenta para los niños? ¡¡Si en la vida real no hay notas!! No entiendo nada. En fin.

Hasta pronto, Yingming. Espero que seas más fuerte que todos ellos y sepas conservar tu brillo. Siempre.