23 febrero, 2009

El estreno


Danielle Barcelo-Guez (a mi lado en la foto) fue mi maestra de los 4 a los 5 años, y también fue quien me enseñó a escribir. Publicó mi primer cuento en la revista del Liceo Francés, cuando yo debía de tener unos seis o siete años. Así que ella tiene parte de responsabilidad en el hecho de que yo estuviese presentando Alas el 21 de febrero en la Fnac Bulevar, en Alicante, mi ciudad natal. No conservo ese primer relato, pero sí recuerdo que contaba alguna calamidad que me había ocurrido con un mosquito, porque cuando era pequeña los insectos se ensañaban conmigo. Así que escribí sobre el mosquito que me picó y sobre el médico al que me llevó mi madre, y las medicinas que tuve que tomar, y sobre cuánto me escocía aquello. Esas eran las cosas que me obsesionaban a los siete años.

Hace unos seis años lo que me obsesionaba era saber por qué había tomado decisiones que no me hacían feliz, por qué estaba recorriendo un camino (el de ingeniera) que no era el mío. Quería descubrir qué deseaba hacer de verdad en la vida, qué era lo que me gustaba hacer. La niña de siete años que odiaba los mosquitos lo tenía claro: «Escribir, a mí me gusta escribir». Lo tenía tan claro que decidí hacerle caso. Así nació Alas, a partir de esas otras obsesiones. Casi tres años después de nacer, lo tengo en mis manos, publicado y con un premio. Y me hace muy feliz.

Por eso quiero agradecer de nuevo a todos los que lo han hecho posible: a la Fundación de la Universidad Complutense, al jurado del Premio Joven de Narrativa, a la editorial EDAF, al diseñador de la portada, que no se ha llevado más que piropos, a la Fnac Bulevar por su interés en esta presentación.

También quiero dar las gracias a algunos escritores ya consagrados que me han apoyado mucho, en especial a Eloy Tizón, que desde el principio creyó en mi escritura y en mi proyecto literario, y a Chema Gómez de Lora, que siempre me animó a seguir adelante. Gracias de corazón a mi familia y a mis amigos, por estar a mi lado siempre en mi decisión de buscar mi camino en la escritura.

Gracias a todos los que estuvieron el 21 y a los que no pudieron estar en cuerpo, porque sí estaban en alma, por hacer de esta primera presentación algo tan bonito, y en especial gracias a Danielle por estar a mi lado ese día.

16 febrero, 2009

Regreso

Algunos andenes reservan al viajero gratas sorpresas. El tren al que subí hace ahora casi un año me ha llevado por territorios nuevos y maravillosos. No ha dejado de desplegar ante mí constelaciones desconocidas.

Me trajo a esta ciudad mediterránea, lejos de mi querida Madrid donde tanto, tanto he aprendido; a esta ciudad de mar y huerta, de pólvora y luz, de jardines largos y estrechos, de torres rotundas y casas viejas, de gentes cercanas y cordiales; a esta ciudad que ya conocía pero que he redescubierto. Porque nada tiene que ver con la Valencia que conocí hace ya quince años: el viajero a veces vuelve, y cuando vuelve mira con ojos distintos, respira con otros pulmones, vive con un corazón que ya no es el mismo.

Aquel tren me trajo a este hogar (¡oh, sí, otra vez un hogar!, no se acaban los hogares así como así), donde cuido y me dejo cuidar, quiero y me dejo querer, miro, respiro y vivo como una persona nueva.

Aquí, en esta casa, junto a un hombre y un gato mimosos y alegres, amantes y amables, he descubierto que a veces los sueños se hacen realidad…

http://www.edaf.net/es/libro.asp?producto=1694


…y ahora pienso que, para hacerlos llegar a tu andén, lo que más importa es no dejar de creer en ellos.

El viajero ha regresado.