08 marzo, 2007

Río son




El tiempo pasa, de eso nadie tiene duda. Este año parece que mis amigos y yo lo hemos visto más claro que nunca. Todos quieren reunirse.

En lo que llevamos de 2007, me he reencontrado con una excompañera de piso, a quien no veía desde hacía siete años, cuando me fui a México, que sigue igual de buenagente y de guapa (Ángela, te debo una visita a Florencia); con un excompañero de trabajo, de cuando traducía y redactaba en Ventura, que también sigue igual de buenagente y de guapo; con mis compañeros de artículos y martinis de la revista de la facultad (ya sé que se dice escuela, pero eso sí prefiero olvidarlo), que siguen igual de ocurrentes y de festeros (bueno, venga, y de guapos); y para junio tengo programado un «pack» cena-copas-fiesta con mi grupo de los tiempos de EGB, muchas de las cuales siguen siendo mis amigas (aunque las veo siempre por separado); y seguro que todas siguen siendo igual de buenagente, de festeras, y de guapas.

¿Qué le pasa al 2007? De repente nos ha entrado un frenesí de recuerdos, un afán de reencuentros, un ansia de volver a vernos juntos… como si se nos escapara el tiempo. Y se nos escapa, sí; pero eso no es nuevo: se nos escapa desde que nacemos. ¿Será la treintena (y alrededores), que nos apremia para que aprovechemos la vida? Hay una época en la que piensas que puedes hacerlo todo, que tienes tiempo para hacer lo que quieras, que las cosas (entre ellas, tú) son eternas. Luego alcanzas la cuarta década y te das cuenta de que nada perdura, de que todo cambia, de que, como sentenció Heráclito, nadie baja dos veces al mismo río. Quizá es entonces cuando nos entran ganas de reunirnos, un poco para recordar aquella inocencia -ay, sí, perdida-, un poco para comprobar que seguimos siendo igual de guapos, un poco para cerciorarnos de que el tiempo pasa, pero pasa para todos.

Perdonadme por esta reflexión, ya sabéis que normalmente prefiero los cuentos. Se ve que tengo un día melancólico, de esos pre-primaverales :-)

Mientras espero seguir bajando al río, aunque no seamos los mismos ni el río ni yo, y continuar recreándome en el placer de reencontrar, os dejo una preciosa canción-poema de El último de la fila:

LAPIZ Y TINTA

Tela, cinta,
otra vez a empezar.
Lápiz, tinta,
y al paisaje a robar.
Y el placer de reencontrar
el limbo de un tiempo que se nos va.
Libro, nube,
ese es mi descanso.
Árbol, fuente,
cada vez que despierto.
Ser durmiente.
En la espuma de un antojo camuflarse.
Para completa inocencia,
en las calderas del sueño divagar.
Que los días se van,
río son.
Ahora quiero sentir,
caminar.
Ahora quiero pintar,
percibir
el color de esa flor
que se marchitará.
Pinto, verdes
parajes de belleza desolada.
Vivo lo efímero y su valor.
Bebo, apuro
desperdicios de mi vida,
me recojo en la templanza
de la tregua que me da
la anestesia del recuerdo.
Que los días se van,
río son;
ahora quiero sentir,
caminar;
ahora quiero pintar,
percibir
el verano fugaz
que ya se nos va.
Lápiz, tinta,
y el placer de reencontrar.

© El último de la fila

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los reencuentros suelen ser estupendos, si son con gente con la que has compartido una parte de tu vida. Siempre es bonito revivir aquello, saber quién tiene las patas de gallo más marcadas que tú, cuántos críos tienen, etc... :)

Reencontrar es volver a encontrar ¿no? Pues que sigamos teniendo reencuentros, pero sobre todo: encuentros. No sólo aprecio el sabor de los reencuentros, sino que cada día aprendo a saborear más los encuentros cotidianos en mi vida: los amigos que siguen ahí con una comunicación fluida, ya sea en el lugar donde estoy ahora físicamente, o en mi pueblo o Murcia, Madrid, Estocolmo... o Pernambuco si se diera el caso.

Así que yo doy gracias por los reencuentros, pero más todavía por 'girar la cabeza' y encontrarme con los amigos :)

Anónimo dijo...

Por cierto, este tema ya lo rumiabas durante un tiempo ¿verdad? Porque he recordado la conversación que tuvimos el sábado pasado, cuando volvíamos de casa de Fidel y Pepa. Ése fue también un bonito reencuentro... ¡y en el metro! :)

Respecto a la canción, es una de las que más me gustan del Astronomía Razonable, y fíjate tú, que el lunes anterior a la cena, cuando volvía a Valencia, estaba entrando en la ciudad y sonaba esa canción en la radio xD

Gupe dijo...

El tema lo venía masticando ya desde hacía rato, sí. (Ya sabes que yo me tomo mi tiempo para escribir :-) Es que en un plazo bastante corto me han surgido varias cenas de reencuentro y me ha resultado curioso que coincidiese en diferentes grupos ese deseo de volver a vernos reunidos.
Es bonito, claro. Aunque lo más bonito es no tener que "reencontrarme" con mis amigos, porque me los encuentro todos los días :-)