Regreso
Algunos andenes reservan al viajero gratas sorpresas. El tren al que subí hace ahora casi un año me ha llevado por territorios nuevos y maravillosos. No ha dejado de desplegar ante mí constelaciones desconocidas.
Me trajo a esta ciudad mediterránea, lejos de mi querida Madrid donde tanto, tanto he aprendido; a esta ciudad de mar y huerta, de pólvora y luz, de jardines largos y estrechos, de torres rotundas y casas viejas, de gentes cercanas y cordiales; a esta ciudad que ya conocía pero que he redescubierto. Porque nada tiene que ver con la Valencia que conocí hace ya quince años: el viajero a veces vuelve, y cuando vuelve mira con ojos distintos, respira con otros pulmones, vive con un corazón que ya no es el mismo.
Aquel tren me trajo a este hogar (¡oh, sí, otra vez un hogar!, no se acaban los hogares así como así), donde cuido y me dejo cuidar, quiero y me dejo querer, miro, respiro y vivo como una persona nueva.
Aquí, en esta casa, junto a un hombre y un gato mimosos y alegres, amantes y amables, he descubierto que a veces los sueños se hacen realidad…
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…y ahora pienso que, para hacerlos llegar a tu andén, lo que más importa es no dejar de creer en ellos.
El viajero ha regresado.
5 comentarios:
Me encantan los trenes, los destinos conocidos y desconocidos. La partida, el viaje y la llegada. Los hay con paradas - algunas más cortas, otras largas - y otros con cafetería. Pero los más encantadores son los de "ida y vuelta" - el pasado, presente y futuro viviendo armoniosamente por igual -.
Besitos y gracias por tus palabras, que como siempre, son aire fresco para mis oidos.
Bienvenida otra vez.
gracias por volver a escribirnos... pero nunca te fuiste
hola de nuevo. Es estupendo poder leerte.
Gracias, chic@s. Es un placer veros por aquí :-)
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