Repensarse frente al mar
(c) Elliot Erwitt
Esta foto es la imagen de mi refugio. Aunque soy de mares más cálidos, del Mediterráneo, y éste de Erwitt es un mar frío, británico, me veo en él.
¿Alguien sabe por qué a tantos el mar nos hace pensar y hasta repensarnos?, ¿será porque el sonido de las olas acuna nuestra alma?, ¿porque la brisa arrastra las telarañas dañinas de nuestra mente, y la humedad nos refresca las ideas?, ¿porque la arena se deja fragmentar y descomponer dócilmente por dedos juguetones?, ¿porque frente a tan gran hermosura nos reconocemos y aceptamos tal como somos: diminutos?
3 comentarios:
Quizá porque el mar lo tiene todo: inmensidad, suavidad, calma, ira, bravura, sollozo, serenidad, misterio... y muchas veces el agua se convierte en un espejo -sobre todo en mi laguna de agua salada- donde nos podemos ver reflejados junto con muchas otras cosas.
...y puede ser cálido o frío, amable u hostil, acogedor o peligroso, transparente u opaco... sí, es un poco como nosotros, ¿no? Quizá sentimos que nos comprende.
Y la combinación mar+luna es ya la leche :D
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