17 mayo, 2007

Espiral china



No hace mucho leí un cuento de cuyo nombre y autor/a no logro acordarme (si alguien sabe a cuál me refiero, por favor, que me lo «sople»; me proporcionaría bastante tranquilidad); leí un cuento, digo, en el que el niño —algo travieso— de una familia A se divierte rayando la puerta de los vecinos (familia B). El padre A, muy preocupado, habla con los padres B y les pide disculpas por el comportamiento de su hijo. Los B, muy comprensivos ellos, no sólo lo tranquilizan asegurando que «son cosas de críos», sino que al día siguiente obsequian al niño A con un detalle, para que no se sienta culpable por su pequeña travesura, tan propia de su edad, por otra parte. Los A deciden, en agradecimiento, y aunque no disfrutan nada con las visitas sociales, ofrecer una cena en casa para los B. Los B, a su vez, se ven en la obligación de hacer un regalo a los A, en compensación al banquete. De esta forma, los A y los B entran en una especie de espiral de agradecimientos recíprocos y terminan regalándose cosas como un tren (entero), un caballo (de verdad, de los que relinchan).

Últimamente, creo que estoy metiéndome en algo parecido. Y empieza a asustarme un poco… Todo empezó en Navidad, cuando los padres de Yingming me regalaron una caja de 48 ferreros y una bolsa de caramelos de cereza ácida. Yo, para corresponder, le regalé a Yingming por Reyes unas pegatinas con forma de mariposa y unos lápices decorados con frutas y flores. Esas cosas que le gustan a ella. Entonces, la madre de Yingming, quien siempre que voy a dar la clase está cocinando algo maravilloso, empezó a regalarme periódicamente panes chinos preparados por ella misma. Son esos panecillos tan acogedores: redondos, blancos y algo dulces, que se toman calentitos con algo salado o picante, para intensificar su sabor. Cuando volví de casa de mi madre por semana santa, les traje pestiños caseros (hechos por mi madre, que es una especialista), en agradecimiento. Un par de semanas después, ella me obsequió con una pizza china, con setas y otras verduras no identificadas. Poco más tarde, fue el cumpleaños de Yingming y le regalé un libro firmado por su autor, el tío Chema. Unos días después, ella me dio un corazón de papel, y yo le correspondí con una sonrisa y un barco, también de papel. Hoy me ha regalado un portaminas Pilot de color azul, que era suyo (y ella adora los portaminas Pilot de colores), y su madre unos panes chinos, con unas cigalas y unas patas de centollo o de cangrejo o de langosta (no distingo muy bien esa clase de bichos), para acompañar… Ahora estoy pensando en hacerles una tarta de Santiago, que es la que mejor me sale, y regalarle a Yingming una funda rosa para las gafas, porque tiene una de color naranja y no le gusta nada el naranja. Es el peor color del mundo. No sé adónde llegaremos. Me ha absorbido esta espiral de amabilidad china, y no sé. Espero que no me pase como en el cuento. Porque a mí para caballos no me da.

PD. ¡¡Lo encontré!! Es En defensa propia, de Fernando Sorrentino. Qué bien voy a dormir esta noche...

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has hecho pasar un buen rato aquí en el trabajo leyendo esto. A mí tampoco me da para caballos xD

Imagino que todos alguna que otra vez hemos entrado en alguna espiral de ésas. Creo que todo debe tener un límite, y aunque se empiece así, hay que bajar el ritmo, y que las cosas fluyan de manera natural sin 'ataduras'. La cuestión a veces es, pasar del regalo material, al inmaterial. También es un buen regalo para otra persona, el saber que se pueda contar contigo, o que sabes escuchar, o que puedes echar un cable en una determinada situación, etc.

Anónimo dijo...

Se me olvidaba: no sé nada del cuento que mencionas al principio.

Gupe dijo...

jajajaja. ¡¡Ni para trenes!!

Por supuesto, lo inmaterial es más importante, y llega más hondo. Pero, francamente, a la madre no sabría cómo corresponderle inmaterialmente. Ni siquiera habla español. Los chinos tienen una cultura muy de gestos de agradecimiento. Ninguna otra familia ha hecho eso conmigo, ni remotamente. Contarme sus vidas sí, pero regalarme cosas, nunca. Y no sé, me gusta corresponder. Con la niña es más fácil, porque sé que le doy mucho (aunque no le hiciese regalos materiales). Pero con la madre... ¡¡hay que cocinar!! :-P

Por cierto, ya lo encontré: En defensa propia, de Fernando Sorrentino.

Anónimo dijo...

Le puedes hacer también mi tarta de queso :p

Gupe dijo...

Tu tarta de queso sólo puedes hacerla tú... por ciesto, hace mucho que no la pruebo...

adsfasdfasdf dijo...

Una vez me contaron que en Japón, se regalan cajas vacías, muy bien decoradas y con un bonito lazo. El regalado, a su vez, obsequia al regalador con otra caja, igualmente preciosa, igualmente bonita, pero igualmente vacía.

Se supone que ninguno de los dos va a abrir la caja porque no se consideran dignos de recibir el magnífico regalo que pueda haber dentro. Y así, se interrumpe la espiral.

La anécdota viene de Japón, pero al final casi toda la cultura japonesa está basada en la china de alguna manera, así que igual te sirve.

Prueba a regalarles una preciosa caja vacía. Tanto si la abren como si no, seguramente terminará la espiral...

Desde Estocolmo, un abrazo.

Gupe dijo...

Qué bonita idea la de los japoneses. Además, á mí me encantan las cajas :-)

En el fondo me encanta ir en busca de una funda de gafas de color rosa que le pueda gustar a mi alumna, o unas pegatinas brillantes con forma de mariposa, o unos lápices decorados con frutas... me lo paso pipa ;-)

Anónimo dijo...

Muy chula la idea de las cajas japonesas; estos orientales siempre tan espirituales... Por cierto, es la primera vez que escriboy espero que no sea la última...
PD. Prefiero el tren al caballo (aunque no tengo muy claro donde lo guardaría), los caballos me dan miedo...

Anónimo dijo...

No sabía que saldría lo de "anónimo" ¡qué feo queda! Espero que mi nueva denominación resulte más bonita...

Gupe dijo...

arcimboldi: mejor que anónimo, sin duda :-)
Yo también me quedo con el tren, me resulta menos doloroso que un caballo.

Gonmator dijo...

Yo también encontré el cuento :-) ¡¡Muchas gracias!!

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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